lunes, 2 de noviembre de 2009

Todo comenzó con Duchamp

Por Alicia de Arteaga

Martes 14 de octubre de 2008 en LA NACION

Damien Hirst ha puesto en pie de guerra a Mario Vargas Llosa, quien se despachó el sábado en LA NACION en contra de los tiburones en formol que le dieron fama y millones al chico malo del arte británico. Pero el escritor peruano se olvida que no habría tiburones ni cebras embalsamados sin el fenomenal quiebre que para la historia del arte significó la operación de Marcel Duchamp, cuando en las primeras décadas del siglo pasado bautizó "Fuente" a un mingitorio y envió la obra a un concurso inaugurando la era del arte conceptual. En 2000, Duchamp fue elegido por 500 críticos británicos como "el artista más influyente del siglo XX".
Deudor de Duchamp, Hirst devuelve las estocadas de sus detractores con un argumento conceptual: "si el tiburón se pudre le hacemos uno nuevo". ¿Dónde está el problema si lo que importa es la idea? Lo que vale 12 millones de dólares es el concepto; ni siquiera importa quien de los 120 empleados de sus 6 talleres lo ejecutará.
Deudor de Charles Saatchi, Hirst no existiría como fenómeno de marketing sin la fabulosa campaña que montó en su nombre y en el de sus colegas del Young British Artists el publicista que tuvo a Margaret Thatcher entre sus clientes. Pregunta: ¿hubiera llegado Damien a las tarimas de Sothebys sin la formidable ayudita de Charles? Difícil.
El personaje en la noticia es el señor Saatchi, cuya última pasión es el arte chino. De Asia proceden las obras que ha instalado en su galería, inaugurada el jueves último en el vecindario de Chelsea, Londres, en un edificio patrimonial construido en 1803 para el duque de York. Un palacio neoclásico escoltado por columnas dóricas se ha convertido en el nuevo templo del arte contemporáneo. Esta excentricidad es el tipo de gesto teatral que le gusta protagonizar al publicista porque le garantiza alto centimetraje en los medios.
Soureen Melikian, influyente critico del Herald Tribune, admite que Saatchi "cambió el curso del arte contemporáneo británico, sin él no existirían ni la Tate Modern, ni el Turner Prize. La muestra inaugural de la galería de Chelsea, bautizada "La Revolucion continua", incluye trabajos del más celebrado de los artistas chinos actuales: Zhan Xiaogang. Sus cuadros, enormes retratos hiperrealistas de chinos flacos con chaqueta Mao, se venden a partir del millón de libras esterlinas. El otro chino estelar es Yun Minjun, dedicado a pintar chinos muertos de risa, que le encantan a Saatchi por la energía que transmiten. La exposición se completa con obras de artistas de medio oriente, la mayoría nacidos en Siria y en el Líbano que Saathi compró en los últimos años en galerías On Line o en Dubai, vigoroso centro de negocios de arte contemporáneo. Una forma de volver a las fuentes. Charles Saatchi nació en Bagdad en el seno de una familia judía iraquí. A los cuatro años se fue con sus padres Londres.
En estos días la gente se pregunta, y me pregunta, qué pasará con los precios del arte en medio de la hecatombe financiera que azota el planeta. Inversores como Saatchi creen que la burbuja del arte actual no va a explotar y la prueba es la apertura de la galería de Chelsea. Desde el estallido de la crisis, el pasado 15 de septiembre con la caída de Lehman Brothers, el mercado de arte se ha mantenido al margen del tembladeral. Ese mismo día Damien Hirst vivió su día de gloria con la cosecha de 200 millones de dólares, y una semana después Sothebys vendió en París la colección del anticuario Leon Levy por el doble del estimado más alto.
La prueba de fuego llegará en las próximas semanas con las subastas de otoño en Nueva York, que han sido históricamente el termómetro del mercado mundial. Mientras tanto, en Buenos Aires galeristas y operadores tienen el ceño fruncido. A la anémica demanda local, se suma ahora la preocupación por la caída del turismo internacional, que en estos últimos años fue un factor dinamizador de alto impacto. Sin embargo, en medio de este panorama hay un puñado de muy buenas noticias: 1) la apertura la semana próxima del Museo Fortabat (lunes y martes por invitación, miércoles abierto al público) 2) La ampliación del presupuesto para el Museo Nacional de Bellas Artes, que destinará, a partir de 2009, 6 millones de pesos por año para comprar obras y cumplir así con la misión de acrecentar el patrimonio 3) la inauguración de la primera edición de Límite Sud, organizada por Fundación arteBA y el gobierno porteño, que puede ser el germen de la bienal de artes visuales que no tenemos 4) la apertura de la cuarta edición Buenos Aires Photo organizada por Arte al Día y LA NACION en el Palais de Glace, una plataforma impar para descubrir las nuevas tendencias en el lenguaje expresivo de mayor expansión en el siglo XXI.